Monday, January 01, 2007

LA CENIZA

La ceniza, dicen que es la ceniza del brasero, pero no es la ceniza, es mi novia, la ceniza de mi novia, la ceniza es mi novia que tengo aquí guardada en esta cajita de color crepúsculo de otoño, porque yo quemé a mi novia salvándola de las ratas y los gusanos, salvándola de la descomposición de los cuerpos enterrados, porque nacer y morir son dos palabras, pero enterrar a las personas es algo muy sádico, y ella tenía miedo de ser enterrada y yo la quemé antes de morir porque el cáncer la hacía sufrir mucho y le di un largo beso que no le sirvió para nada y muchas pastillas que la durmieron y cuando estaba dormida la rocié bien con gasolina y le prendí fuego y su llama era azul, intensamente azul, más azul que todos los poemas de mi amigo, más azul que todos los cielos del mundo, y cuando llegaron los hombres y las leyes y la civilización; cuando llegaron los hombres del «esto se hace y esto no se hace» me encontraron recogiendo la ceniza que besaba gota a gota hasta llenar con ella la cajita, esta cajita donde canta la ceniza de mi novia como la alondra que cantaba en los lejanos campos de mi infancia.

Manuel Pacheco, Diario del otro loco.

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