Monday, January 01, 2007

DUENDECILLOS

Cuando cruzaba el Pasamayo
duendes
invadieron
el bus
abrieron la botella de champagne
que traía el más gordito
el de color naranja
entusiasmados cantaban sinfonías hechizadas
un piano gris recorría el bus
jugaban con sus teclas argentadas
preguntaban a cada pasajero
su nombre y apellido
creaban rimas con ellos
y se burlaban de los nombres extraños
el bus volaba sobre el mar perfecto
de las seis de la mañana
tranquilo
divino
brillante
Pacífico
los duendes saltaban al mar
y jugaban en sus olas
con sus manos muy rojitas
hacían hoyos en el agua
y extraían pececitos
con sirenas enamoradas
de sus locuras verdirrojas de cada mes de marzo
cuando tienen permiso de sus padres
para ir a la tierra a fastidiar a los humanos
luego se sentaron sobre el bus
y bailaron cascanueces con las sirenas
los pececitos aplaudían embelesados
por la ternura del momento
después nos miraron por las ventanas
y empezaron a reirse de nuestras caras embobadas
con aires de miedo
el más travieso el gordito de color naranja
nos hacía muecas y mostraba el rabito
con colita de conejo
luego saludaba con su sombrero de paja
a cada uno de los pasajeros y nos daba caramelos
en forma
de luna y cielo
ola y tierra
era el momento más divino que hasta ahora había vivido
siete de la mañana el bus volvió a la ruta
los duendecillos se despidieron y nos dejaron sus e-mails
los muy bandidos tenían la clave secreta
de cada uno de nuestros correos
miré por la ventana el gordito de color naranja
se despidió con un beso y me invitó a su cumpleaños
en el mes de marzo
del año 10006
te estaré esperando me dijo
aquí en el Pasamayo a las seis de la mañana
trae tus poemas
yo te daré mis caramelos
y la magia de los duendes.

Eva Velásquez, Duendes en el bus.

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