Monday, January 01, 2007

TENTACION DEL ESCRITOR

Haber escrito algo que te deja como un fusil disparado, todavía sacudido y requemado, vaciado de ti mismo, donde no solo has descargado todo lo que sabes de ti mismo, sino también lo que sospechas y supones, y los sobresaltos, los fantasmas, lo inconsciente —haberlo hecho con larga fatiga y tensión, con cautela de días y temblores y repentinos descubrimientos y el entumecimiento de toda la vida en aquel punto; darse cuenta de que todo esto es como si nada, si una señal humana, una palabra, una presencia no lo acoge —lo calienta— y morir de frío —hablar en el desierto— ser solo noche y día como un muerto.

Cesare Pavese, El oficio de vivir.

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